Y sí. A veces escucho un llamado y creo que oiré tu voz otro lado de la línea, voy por la calle con la absurda esperanza de cruzarme contigo, te pienso cada noche, antes de abandonarme a Morfeo y miro al cielo con la esperanza de que en ese mismo instante te estés fijando en la blanca nube que surca su azulado fondo y entonces pienses en mi, me extrañes... y también quieras verme.
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